ANTONIO ZEA GANDOLFO, UNA ENTREVISTA FAMILIAR
La conversación con Antonio resultó plácida, corroborando de algún modo lo percibido en anteriores encuentros, su exquisitez en el trato y el valor que Antonio concede a la labor de las diferentes generaciones de torreros de los Gandolfo.
El trabajo documental te lleva a veces a historias que, de algún modo, pasan a formar parte de uno. Con el paso de los años considero un privilegio haber contado con el testimonio de Javier Zea Gandolfo, hombre de la mar y, oficiosamente, cronista de la historia familiar de los Gandolfo, saga de torreros o faristas (no gustan del término farero) que me ofreció confianza, testimonio y documentos para poder dirigir y guionizar el corto documental “Los Gandolfo. La familia que mira al mar”.
Aquel encuentro fue en el interior del faro nuclear de la familia: Punta Entinas-Sabinal, en La Llana de Almería. Junto a Javier me recibió su hermano, Antonio Zea Gandolfo, responsable de las señales marítimas que hoy lucen en la Costa de Almería.
Antonio fue entonces un acompañante educado, exquisito en las formas y parco en palabras, parquedad que entendí fruto de dos factores: su timidez y la suficiencia narrativa de su hermano Javier.
Cuando recibí el encargo de este trabajo que titulo “La memoria del Cabo” consideré esencial abordar la historia del faro y contar para ello con algún miembro de Los Gandolfo. Consideré dos posibilidades: contar con descendientes directos de Serafín y José Eugenio, faristas o torreros que sirvieron en Cabo de Gata; o contar con Antonio Zea Gandolfo, el último Gandolfo que habitó el faro.
Como siempre, Javier Zea Gandolfo ha sido la correa de transmisión, animando a su hermano Antonio a participar.
La conversación con Antonio resultó plácida, corroborando de algún modo lo percibido en anteriores encuentros, su exquisitez en el trato y el valor que Antonio concede a la labor de las diferentes generaciones de torreros de los Gandolfo.