JOAQUÍN PÉREZ RULL O AQUEL NIÑO DE CABO DE GATA
Nos habla Joaquín de la bondad de su madre y sus hermanos, de la gracia y “Gracia” de su abuela, de la relación mantenida a lo largo de los años con los que siempre ha considerado sus vecinos.
Cuando habíamos alcanzado la decena de entrevistas, sabedores de que el tiempo del documental previsto ya estaba más que superado, intentábamos cerrar entrevistas con personas que pudieran revelar aspectos que complementaran el relato sobre Cabo de Gata de las primeras entrevistas, relato que ya daba para dos documentales como el previsto inicialmente y que ofrecía más contenido del esperado. En este punto el director se tranquiliza en lo que se refiere a la calidad del contenido y comienzan los vértigos en todo lo que se refiere a la duración del documental, vértigos mayores en un mundo que valora lo fugaz y subestima lo esencial. Sirva esta última proposición como descarga terapéutica del que esto escribe.
En el caso de Joaquín, la entrevista se realizó cuando estaba completado el guion. En todo caso, tenía claro que Joaquín podría aportar con su relato la evidencia de un emigrante cualificado y de un niño que fue del Cabo de Gata de los años sesenta y setenta del pasado siglo.
Como suele ser habitual en las entrevistas rezagadas, el guionista que esto escribe se congratula de haber tenido la oportunidad de contar con el relato de Joaquín.
En no mucho más de media hora de total, que es como llamamos en este mundo a los cortes de las entrevistas, Joaquín hace referencia a la agricultura, a la importancia en la pesca de la lavá, a la emigración puntual a Alemania de su padre, agricultor en el paraje de Los Rubiales.
También nos habla Joaquín de la bondad de su madre y sus hermanos, de la gracia y “Gracia” de su abuela, de la relación mantenida a lo largo de los años con los que siempre ha considerado sus vecinos.
En el tintero queda el relato de su carrera profesional, esa que comenzó como médico de familia en pueblos de Almería, también en Cabo de Gata. Carrera que continuó en París, en Madrid y que quiere cerrar en Almería.
Mientras abandonamos el lugar de la entrevista, Joaquín se queda saludando a sus vecinos y cantando con uno de ellos la archiconocida ranchera de Vicente Fernández:
“Con dinero y sin dinero
Yo hago siempre lo que quiero
Y mi palabra es la ley
No tengo trono ni reina
Ni nadie que me comprenda
Pero sigo siendo el rey”
Nada estaba preparado, todo fluyó natural.