JOAQUÍN PÉREZ RULL Y LAS SIMPLES COSAS
En apenas media hora el relato de Joaquín y sus gestos revelan ese niño que quería ser mayor yendo a la lavá o cargando sandías en el huerto familiar, ese niño de internado, ese joven universitario repleto de anhelos profesionales e intelectuales, ese joven de farra y francachela, también ese adulto que recoge lo sembrado y lo hace con gratitud.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, eso cantó Chavela y canta Martirio, sublimando la letra de Julio Cesar Isella y Armando Tejada Gómez.
Ese es el espíritu de este médico cabogatero al que se le ilumina el rostro al hablar del esfuerzo de sus padres y del carácter de sus vecinos.
Hay en el gesto de Joaquín un ramalazo pícaro, propio de las personas que reeditan la juventud en cada gesto. Parece este un gesto bienintencionado, en ningún caso irónico, menos aún cínico.
La broma surge natural, sin buscarla, como el ademán del que habla con el vecino de toda la vida o del que mira la vida como solo se hace en esos cafés parisinos que siempre miran la vida al pasar.
Viene a la entrevista Joaquín tocado por un sombrero que porta con naturalidad y vestido para la ocasión. Así lo manifiesta a su amigo Luis, mientras señala sus mocasines en contraste con la arena de la playa.
Es todo tan natural que se nos olvida indicarle que no sostenga el botellín de agua con el que se hidrata en una calurosa mañana de verano, rozando el mediodía.
En apenas media hora el relato de Joaquín y sus gestos revelan ese niño que quería ser mayor yendo a la lavá o cargando sandías en el huerto familiar, ese niño de internado, ese joven universitario repleto de anhelos profesionales e intelectuales, ese joven de farra y francachela, también ese adulto que recoge lo sembrado y lo hace con gratitud.
No hay en Joaquín impostura o, al menos, no la percibo, cuando se refiere a la naturalidad de su relación con sus vecinos y a lo afortunado que ha sido por nacer en ese barrio que yo me empeño en llamar pueblo.
Joaquín plantea todo con sencillez, con aquella que nos explicaban de niños para distinguir las fases de la respiración: inspiramos por la nariz y expiramos por la boca, inspiramos y expiramos, inspiramos y expiramos…
Es Joaquín Pérez Rull un hombre de sonrisa amplia, de gesto sereno y un convencido de la importancia de las simples cosas.